Artemis: Arboresque

«Arboresque» es el tercer disco del supergrupo femenino Artemis, una banda liderada por la pianista Renée Rosnes.

Artemis tiene una base fija con Rosnes, la trompetista Ingrid Jensen, Nicole Glover al saxofón, Noriko Ueda al contrabajo y Allison Miller a la batería. Si en sus dos trabajos anteriores tenían alguna invitada, por ejemplo la cantante Cecile Lorin Salvant y la saxofonisa Melissa Aldana en su disco de presentación de homónimo nombre, en el segundo, «In the real time» contaron con los presencia de la saxofonista Alexa Tarantino.

Como se puede apreciar a medida que avanzan en su trayectoria los miembros participantes van disminuyendo hasta queda lo que se puede decir el esqueleto básico del grupo.

En «Arboresque» bos encontramos ocho temas, que incluye composiciones originales de cada miembro de la banda, así como arreglos de Rosnes de obras de Wayne Shorter («Footprints»), Burt Bacharach (»What the World Needs Now Is Love») y el pianista, menos conocido, Donald Brown, cuyo enigmático y cinematográfico tema »The Smile of the Snake» abre el álbum.

El jazz que practica Artemis es de onda raíz clásico, de un elegante had bop no exento de los aportaciones más modernas, que da como resultado un jazz para todos los aficionados, ya que la aproximación que realizan Rosnes y Jensen es muy distinta, pero, ¡oh!, complementaria.

La líder de la banda, una de las más destacadas pianistas de la actualidad, ha destacado en un unas declaración que: «Nuestro objetivo es crear música sincera que conmueva a la gente. Nos inspiramos mutuamente y nos impulsa la pasión de tocar juntos. Toda esta energía positiva se transmite en nuestra música, y creo que el público puede sentirla». Se puede decir que logran sus objetivos.

Hay que recordar que el nombre de la banda está sacado de la diosa griega Artemis, hija de Zeus y Leto, hermana melliza de Apolo, que era protectora de los animales salvajes, el terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas, que traía y aliviaba las enfermedades de las mujeres.

Eso sí, podía ser muy peligrosa y no dudaba en matar a sus pretendientes (era soltera y virgen) si osaban, insensatos –pues todos eran hombres-, cortejarla u ofender su virginal pureza. La piedad y la misericordia no eran su fuerte.

A lo que no les guste la Grecia clásica y prefieran Roma, Diana era el nombre latino de esa diosa, con los mismos atributos.

Y no, no hay diferencias entre el jazz que tocan las mujeres y los hombres como se puede escuchar en «Arboresque».

Delein.