Benny Green: Benny’s Crib

El pianista Benny Green es uno de esos jazzman que con demasiada frecuencia se programa en los grandes festivales de jazz como de relleno, pero que en más de una ocasión ha robado el protagonismo a las así llamadas figuras del jazz.

Benny Green es uno de esos pianistas que se encuentra muy cómodo en eso que se ha venido en llamar post-bop y al igual que otros músicos de su misma generación, o similar, caso de Eric Alexander o Harry Allen, se esfuerza con fortuna en mantener viva la esencia del jazz.

Su último trabajo lleva por título ‘Benny’s Crib’ y en él acomete una empresa poco habitual en los pianistas de jazz; dedicarle todo un disco a un instrumento de teclas como es el Fender Rhodes, ese instrumento con un sonido un tanto melancólico, otoñal, así, casi, proustiano (por aquello de la magdalena).

Y lo hace como él sabe, con una buena dosis de imaginación contenida pero firme, siempre brillante y exponiendo una música que vale por si misma, algo que no se puede decir de todas las músicas.

O dicho de otro modo, ‘Benny’s Crib’ se disfruta por si mismo, si necesidad de ninguna otra explicación.

Los once temas que componen este ‘Benny’s Crib’ se dividen prácticamente a partes iguales; cinco son composiciones originales de Benny Green —‘Central Park South’, ‘My Girl Bill’, ‘Harold Land’ (un homenaje al saxofonista Harold Land que cuenta con la participación de la flautista Anne Drummond), ‘Did We Try?’ y ‘Benny’s Crib’ (donde pone la voz la cantante Veronica Swift); y seis versiones; ‘Tivoli’ (Dexter Gordon), ‘Coral Keys’ (Walter Bishop Jr.), ‘Seascape’ (Kenny Barron), ‘Something in Common’ (Cedar Walton) y ‘For Tomorrow’ (McCoy Tyner), y todo se completa con un standard; ‘My One and Only Love’, que fue popularizada, entre otros por John Coltrane en el disco que grabó con Johnny Hartman.

‘Benny’s Crib’ es jazz del de siempre, del que se disfruta porque es jazz sin etiquetas.

Y.M.