Con ‘Diagnostic’ (Harmonia Mundi) se cierra brillantemente el ciclo de tres discos que el trompetista de origen libanés, Ibrahim Maalouf, comenzó en el año 20007 con ‘Diasporas’ y que continúo con Diachronism dos años más tarde.
Ibrahim Maalouf nació en Beirut en el seno de una familia de intelectuales y artistas (el famoso escritor Amín Maalouf es tío suyo), y aunque disciplinado en el mundo de la música clásica, ganando muchos de los prestigiosos concursos de trompeta; lo cierto es desde su entrada en el mundo del jazz se ha convertido en uno de los más destacados jazzman residentes en Francia, donde en 2010 se alzó con el premio de Revelación Instrumental en los prestigiosos premios Victoires du Jazz.
‘Diagnostic’ es un disco que a medida que más veces se escucha más jugo se le saca. Aunque al inicio puede parecer un jazz seco y duro, sucesivas audiciones muestran que el suyo es un jazz que bebe de múltiples fuentes, que la ambición de este músico pasa por integrar sus múltiples y distintas influencias en una voz propia y con sentido: y es que se puede tener una voz propia pero que sea un mal trabalenguas sin sentido.
Las música de este disco se articula en torno a dos grandes ejes: por un lado, a los sonidos de la bandas de metales de bodas y funerales de los Balcanes; y por otro, a las rítmicas brasileñas de las batucadas. Pero Maalouf no se para aquí sino que integra sonidos provenientes del rap, del latín jazz, del ‘jevi’, de la música china o de los ritmos andinos. Los ejemplos paradigmáticos de este crisol de sonidos pueden ser, entre otros, los excelentes ‘Maeva in the wonderland’, ‘We’ll allways care about you’ y ‘Douce’, con la participanción de Oxmo Puccino.
Ibrahim Maalouf no sólo toca la trompeta sino que por primera vez se le escucha tocando el piano, el instrumento con el que se inicio en la música. Pero si el trompetista es el líder no menos importante es la labor del grupo de batucada compuesto sólo por mujeres Zalindâ a lo largo de prácticamente todo el disco, baste escucharlas en su plenitud en ‘Never Serious’ para darse cuenta de lo bien que tocan.
Si las composiciones mencionadas son importantes no lo es menos el tema que cierra el disco y que aparece como ‘bonus track’; ‘Beirut’; una pieza que Maalouf compuso en 1996 cuando volvió a su país por primera vez después de la guerra civil que azotó el país y que recupera de manera fastuosa.
Música no dogmática, ni ortodoxa, donde impera la lógica y la ética del nómada y que gustará a quienes tengan los oídos abiertos al mundo.
José Manuel Pérez Rey
Músicos: Ibrahim Maalouf (trompeta, piano, percusiones, marimba, bajo eléctrico); Sedar Barcin (saxo); Jérémie Dufort (tuba); Piers Faccini (armónica); Jasko Ramic (acordeón); Sara Nemtanu (violín); Jasser Haj Youssef (violín árabe); Nenad Gajin (guitarra); Zalindâ (batucada); Oxmo Puccino (spoken word); Frank Woeste (teclados); Xavier Rogé (batería); Ben Molinaro (contrabajo) Año: 2011 Estilo: World jazz |