Norman Brown: The Highest Act of Love

‘The Highest Act of Love’ del guitarrista Norman Brown ha sido considerado por la crítica especializada en el tema como uno de los mejores trabajos editados el año pasado dentro del smooth jazz.

Tenía ganas de echarle el lazo a este disco, porque le he perdido mucho la pista a este hombre, lo cierto es que cuando debutó Norman Brown estaba considerado como una de las grandes esperanzas del jazz.

Así que tras haberme leído alguna crónica del disco y escuchado ‘The Highest Act of Love’ sólo puedo decir que a estas alturas de mi vida ya no entiendo nada del smooth jazz.

Algún malvado, porque el mundo está lleno de ellos, me ha dicho que el smooth jazz es como el porno, que vale, que sí, donde vista una, vistas todas. No es cierto, pero como idea, tal vez, merezca la pena profundizar en ella. Me haré buzo.

A ver, ‘The Highest Act of Love’ no es mejor ni es peor que la mayoría de los discos de este estilo de jazz, heredero del soul y el funk jazz y que tiene entre sus practicantes a excelentes músicos de jazz, que, por decirlo de una manera cruda, han elegido el dinero, que esto sí se sabe lo que es, antes que el arte, tema muy discutible y que en esto del jazz deja menos caja.
Y un buen ejemplo de lo anterior es Norman Brown.

‘The Highest Act of Love’ tiene todo lo que tiene que tener un disco de smooth jazz, temas funkies, sobre todo al inicio del disco, piezas cantadas más cercanos al R&B que al jazz, y baladas para demostrar que todos somos muy sensibles y nos queremos mucho.

Entre los varios músicos que acompañan a Norman Brown en esta aventura hay que destacar la presencia de Kim Waters, uno de los saxofonistas más destacados en este género jazzístico, que no sólo aporta su saxo sino también un par de temas.

Aunque este ‘The Highest Act of Love’ de Norman Brown no hay sido el disco de jazz que me esperaba, su escucha es más placentera que uno de free de jazz. Al menos con este tipo de música no tienes ganas de tirarte desde un puente o pegarte un tiro.

Y.M.