“El mundo que conocemos, ¿cómo puede separar con conocimiento de causa lo que importa de lo que parece importante?”. Un libro que comienza con esta llamativa frase bien merece la pena ser leído.
En la colección Biblioteca de Clásicos Policiacos de la editorial Siruela acaba de aparecer una novela que fue elogiada como la mejor novela policiaca jamás escrita. Lo cierto es que esta novela, que mantiene intacto su interés dicho sea ya, trastocó un montón de reglas y convenciones de la novela policiaca clásica, revolucionando la imagen del investigador tal como se concebía hasta entonces. E. C. Bentley (Edmund Clerihew Bentley) la escribió en 1913, se dice que harto de la infalibilidad de detectives como Sherlock Holmes.
La construcción de la trama es verdaderamente original y arriesgada. Un poderoso empresario y hombre de negocios, un verdadero tiburón imbatible a la hora de invertir y cuyos movimientos son seguidos con extrema atención por el mundo de los negocios, aparece muerto, con un tiro en el ojo, en un cobertizo anejo a su mansión. El propietario de un diario de gran tirada contrata a Philip Trent, periodista, pintor y detective aficionado que ha resuelto con éxito otros casos, para que investigue la verdad y escriba la crónica en el periódico. Las sospechas se centran en la esposa, Mabel, en primer lugar, una interesante y sugestiva joven bastantes años menor que su marido. Trent inicia sus investigaciones y pronto el secretario del magnate, Marlowe, joven eficiente y bien parecido, llama también la atención de Trent.
En ‘El último caso de Philip Trent’ hay una abundancia paulatina y repaso creciente de indicios, pistas y, como es propio del género, sesudas y finas cavilaciones y especulaciones –sazonadas con humor inconfundiblemente inglés y citas cultas– para ir avanzando (despacio) en el enigma y lograr que el lector se interese y no cese de hacer sus propios pronósticos.
La novela es una obra maestra del género, escrita en estilo elegante y con un estupendo estudio de caracteres. Alteró y modificó la ‘manera’ tradicional de las tramas de intriga poniendo el talento por encima de la sorpresa sin renunciar a ésta y, quizá consciente de lo extraordinario de su intrincada creación, hizo desaparecer a Trent durante 23 años, al cabo de los cuales escribió un adiós definitivo: ‘Trent’s own case’.
‘El último caso de Philip Trent’ tuvo cuatro adaptaciones al cine, la primera fue ‘The Tenth Case’ de George Kelson en 1917, la segunda fue ‘Trent’s Last Case’ de Richard Garrick de 1920; la tercera, ‘¿Quién es el culpable? (Trent’s Last Case)’ la dirigió Howard Hawks en 1929, y la cuarta (‘Trent’s last case de Herbert Wilcox’ -‘El enigma de Manderson’), con dirección de Herbert Wilcox, estuvo interpretada en 1952 por Michael Wilding, Margaret Lockwood y Orson Welles.
E.C. Bentley (1875-1956) fue amigo durante toda su vida de Gilbert Keith Chesterton, quien le dedicó su magistral novela El hombre que fue jueves (1908). En justa correspondencia, Bentley dedicó a Chesterton El último caso de Philip Trent por cuatro motivos que explica en su divertida y cariñosa dedicatoria.
Editorial: Editorial Siruela Páginas: 238 Año: 2017 Traducción: Guillermo López Gallego |