‘Los cazadores’ es la primera novela que escribo james Salter nada más dejar su primera profesión; la de piloto de cazas del ejercito de los Estados Unidos y donde participó como tal en la Guerra de Corea (1950-1953).
Escrita originalmente en 1956, y publicada por entregas ese mismo año, James Salter (nacido James Arnold Horowitz), no dejó de corregirla durante medio siglo hasta que la pulió completamente.
Aunque sin ser biográfica en sentido estricto, ‘Los cazadores’ alberga las vivencias de los tres años que Salter pasó en Corea como piloto de combate. Quizás por esa mezcla de ficción y de realidad, de saber lo que se narra, está novela está considerada como uno de los mejores relatos de lo que es la guerra aérea.
Salter definió la guerra como «el horno donde se cuece el individuo» y -a propósito de ‘Los cazadores’- explicó que «cuando recuerdas la guerra, tanto desde lo histórico como lo autobiográfico, tienes un punto de vista muy diferente que el que tenías cuando estabas participando en ella. Como has sobrevivido, tal vez recuerdes que estuviste un poco asustado, sin saber cómo acabaría todo. Y que había más de una posibilidad de que todo terminase mal. Y poco más. Cuando yo escribí ‘Los cazadores’ me preocupé muy especialmente de que ese vértigo y temblor de la inmediatez no se hubiera perdido o quedado atrás».
En ‘Los cazadores’ se narra la vida, los deseos, las obsesiones, del capitán Cleve Connell, que ya antes de su llegada a la base aérea de Kimpo se ha hecho la firme promesa de acceder a la élite de los pilotos de combate que han derribado más de cinco cazas coreanos.
En paralelo a la fiera contienda aérea se desarrolla un subrepticio conflicto en tierra entre los propios aviadores; así, los sucesivos fracasos de Connell contrastan con los éxitos de uno de sus subordinados, Pell, que incluso le sobrepasará, no sólo en el número de aparatos derribados sino también a la hora de ser seleccionado para el combate.
La falta de éxito de Cleve Connell le llevará a dudar de sus propias destrezas como aviador y su valor en combate.
Hasta que en su nonagésimo séptimo vuelo comprende que todo eso no era lo importante,… pero ya es demasiado tarde para solucionar según qué problemas. Y, al final, sólo queda el cinismo de algunos vivos.
James Salter, que murió en 2015 poco después de cumplir 90 años, fue un escritor de largo recorrido y también de largos silencios. El se preocupaba por lo importante y no por lo urgente.
Por ello, lejos de obsesionarse con ser prolífico, trabajaba despacio y con cuidado, y a lo largo de su vida solo publicó seis novelas y dos colecciones de relatos.
Desde 2006 Salamandra ha traído a España los grandes títulos del autor norteamericano, que inició con sus cuentos, recopilados en La última noche, siguió con su autobiografía Quemar los días y continuó con Todo lo que hay, Años luz y su magistral Juego y distracción, la novela que consagró la carrera del novelista estadounidense tras su publicación.
Y.M.
Editorial: Salamandra Páginas: 256 Año: 2020 Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino |