Editorial: Anagrama Páginas: 172 Año: 2016 |
El filósofo francés Paul Virilio acuño el término ‘dromología’ para referirse a la ciencia de la velocidad. El libro del joven filósofo mexicano Luciano Concheiro ‘Contra el tiempo’, finalista del 44º Premio Anagrama de Ensayo, puede entrar con todo derecho en ese terreno de los estudios dromológicos.
La velocidad nos supera. Nos da miedo, porque sentimos vértigo; para cuando hemos adquirido las habilidades para manejarnos en un nuevo entorno mediático-temporal, es sustituida por otra más nueva y más rápida, que nos lleva de nueva el punto de partida. Es tiempo acelerado es agotador y neurotizante. Concheiro afirma al inicio de su libro que: “Si me viera obligado a señalar un rasgo que describiera la época actual en su totalidad, no lo dudaría un segundo: elegiría la aceleración. Este fenómeno explica en buena medida cómo funcionan hoy en día la economía, la política, las relaciones sociales, nuestros cuerpos y nuestra psique. El incremento de la velocidad es una mirilla por la cual, sin tener que recurrir a perspectivas reduccionistas, podemos ver –y acaso entender un poco mejor– el mundo contemporáneo y a quienes lo habitamos.”
Luciano Concheiro no se limita a reivindicar la contemplación meditativa y la plácida celebración de lo aparentemente nimio: su mirada analítica va más allá, e indaga en el capitalismo obsesionado por el beneficio permanente, la política marcada por el cortoplacismo y las sociedades contemporáneas que generan individuos estresados y ansiosos.
Éste es por tanto un libro que analiza la velocidad en su dimensión económica –la obsolescencia programada–, política y social.
Para romper con esta dictadura de la velocidad, el autor propone una mirada estoica, una filosofía de vida basada en la experiencia de una temporalidad en la que el tiempo deja de transcurrir, que denomina ‘Filosofía práctica del instante’. Esta propuesta la construye a partir de las enseñanzas de pensadores y artistas como Gaston Bachelard, Marcel Duchamp, Cage, Furio Jensi y Gabriel Orozco. Una serie de fotografías de este último ilustran las páginas de este breve pero lucido libro.
Y ahora, si me lo permiten, me voy corriendo a otro libro que acaban de editar y que me tengo que leer para comentar…
Y.M.