Mario Villén Lucena: Ilión

Ilión es el nombre por el que fue conocida también Troya, la ciudad donde se desarrolló durante diez años la mítica guerra entre troyanos y aqueos (los griegos, para entendernos).

Con ‘Ilión’ el escritor Mario Villén Lucena recrea los últimos días de aquella guerra, justo los mismos que da cuenta la ‘Iliada’ de Homero.

Esta narración se basa, claro, en el texto de Homero (aquí somos de la idea de que Homero es Homero -cosa de románticos modernos), pero no sólo de él, ya que se pueden rastrear textos de la épica arcaica e incluso algo de Virgilio y de los trágicos atenienses.

Mario Villén divide su historia en siete capítulos, siendo el principal de ellos, y el que ocupa el centro de la historia, ‘Batallas’, donde se da cuenta de la muerte de muchos de los grandes héroes de esa contienda, entre ellos Héctor, por parte troyana, y Patroclo, por parte aquea.

Pero Villén no sólo da cuenta de la razón mítica de la guerra que destruyo Ilión, el que Paris, hijo del rey Príamo de Troya, raptase a Helena de Esparta, esposa de Menelao, rey espartiasta , sino también de los importantes intereses económicos y militares que se escondían detrás de esa acción, pues el control de Troya significaba tener bajo el mando aqueo el comercio que se producía en el Mar Oscuro.

Una der las maneras que ha tenido Mario Villén en modernizar el relato de la ‘Iliada’, ha sido darle mucho protagonismo a las mujeres, como sufrientes de la guerra, y al sexo, tanto hetero (Helena reconquista a Menelao, que sólo piensa en matarla, gracias a un estupenda felación) como homo (aquí la relación entre Aquiles y Patroclo).

También tienen una presencia destacada dos niños, Astianacte, hijo de Héctro y Andrómaca, y Ascanio, vástago de Eneas y Creúsa, que correrán diferentes suerte.

‘Ilión’ es la cuarta novela de Mario Villén Lucena y de ella hay que decir que se puede leer a gusto, y que está escrita con claridad y con un estilo moderno. O sea, que no es un mal pastiche como sucede con otras obras similares de cuyo nombre no quiero acordarme.

Y si la lectura de este ‘Iliópn’ te lleva a leer la ‘Iliada’ de Homero, entonces, creo, Mario Villén Lucena habrá cerrado un círculo perfecto.

Vale.