La cantante cubana Omara Portuondo, que acaba de cumplir 89 años ya que nació un 29 de octubre de 1930 en La Habana (Cuba) llegó a Donostia en su gira mundial de despedida ‘Omara es Cuba – El Último Beso’ de los escenarios, que no de la música, pues tiene previsto sacar un nuevo disco a finales de 2019 o principio de 2020.
Esta era la segunda vez que Omara Portuondo actuaba en la capital guipuzcoana, pues la primera vez lo hizo hace ya más de diez años en el Auditorio del Kursaal, mientras que en esta oportunidad tuvo que hacerlo en la más pequeña Sala de Cámara.
Hay que hacer constar que el concierto de la cantante cubana estaba previsto que se realizase en el Auditorio, pero la escasa ventas de entradas hizo que su actuación se trasladase de lugar. De grande al pequeño. Y aun así y todo no se llenó el aforo.
El concierto de Omara Portuondo estuvo pensado para que a la cantante no se la escuchase. La formación que le acompañaba a la célebre artista, que estuvo liderada por el pianista Roberto Fonseca, se encargó de abrumar a los presentes. De esta manera, el baterista parecía salido de un grupo de jevy, mientras que el bajista era un émulo de Marcus Miller y el percusionista parecía estar en una competición de a ver quién toca más alto y más alto. De Fonseca y sus sintetizadores voy a pasar un tupido telón de acero y de la corista percusiones menores que salió a partir del tema tres sólo se puede decir que podía haberse ahorrado salir y de esta manera no tener que luchar con su minúsculo vestido.

Omara Portuondo y, entre sombras, su pianista Roberto Fonseca. (Foto: DJazz).
La cosa fue tan bestia que hubo momentos en los que a la Portuondo no se la escuchaba. Se sabía que cantaba, porque movía la boca. Pero ni se la oía y mucho menos se la entendía.
Un horror.
El repertorio fue tan previsible como lleno de lugares comunes. Comenzó con ‘Drume negrita’ y acabó con ‘Bésame mucho’. En el medio sonaron ‘Dos gardenias’, ‘Lágrimas negras’, ‘Adios felicidad’y ‘Guantanamera’, entre otras.
Con ese panorama, y ya que se había pagado por algo que no se estaba disfrutando como debía ser, el público decidió tomar las riendas del concierto y se puso a cantar con Omara Portuondo; no a hacer coros, no. A cantar las canciones. Y eso no estuvo mal del todo, pues se tenía la constancia de estar cantando al lado de y con uno de los grandes mitos femeninos de la canción cubana.
Todo podía haber sido de otra manera, más íntimo, más discreto, más cercano, pero no fue. Una pena.
Q.E.D.
Músicos: Omara Portuondo (voz); Roberto Fonseca (piano); Ruly Herrera (batería); Yandy Martínez (bajo); Andrés Coayo (percusión), Rocio Jimenez (percusión menor, coros) Lugar: Sala de Cámara Kursaal. Donostia Fecha: 30 de octubre de 2019 |