La cantante Silvia Pérez Cruz tenía muchas ganas de cantar, tantas que ofreció un concierto de dos horas y cuarto en el Auditorio del Kursaal en compañía del pianista Marco Mezquida.
Esas enormes ganas de cantar, de volver a estar delante del público, se debía a que desde el 13 de febrero de 2020 no se había subido a un escenario a hacer lo que mejor sabe: cantar y conquistar al público con su voz y sus palabras. Lo casa de ello fue, obviamente, la pandemia del Covid-19.
Su actuación le sirvió a Silvia Pérez Cruz tanto para dar rienda suelta a sus deseos de cantar, como al de presentar su nuevo disco; ‘Ma’ –que significa, para simplificar ‘Entre’-, un trabajo grabado en Tokio (Japón) en octubre de 20019 en compañía de Marco Mezquida y que, también, ¿cómo no?, se ha visto afectado su lanzamiento por la maldita pandemia, también conocida como ‘peste china’.
La tarde comenzó con ‘Joia (Arigato Gozaimasu)’, una delicada canción de bienvenida en japonés, con Pérez Cruz sentada en el suelo y Mezquida tocando el piano vertical. En el segundo tema, y ya ante el piano de cola, fueron sonando unidas, ‘Estrela, estrela’, del brasileño Vitor Ramil, y ‘Mallorca i no trobaràs la mar’, de Maria del Mar Bonet.
Ya sin solución de continuidad sonaron ‘Plumita’, del uruguayo Mauricio Rosencof y ‘Txoria txori’ de Mikel Laboa, momento en el que el público hizo de coro y se puso a cantar la popular canción vasca.
Y después ya Silvia Pérez Cruz se lanzó a hablar y a conquistar al público con sus cosas, con su cercanía y con ese ánimo de sencilla felicidad que respira. Y esta es una de las claves de los repetidos triunfos de la cantante catalana en el Jazzaldia, porque siempre que ha venido a Donostia este mujer se ha llevado al público de calle.
Tras ese primer interludio -después, claro, hubo más historietas, con el denominador común de la gastronomía-, la vocalista tomó la guitarra para estrenar ‘La flor’, una canción, que en sus propias palabras, «está en construcción». Y sí lo está.
A continuación Marco Mezquida se puso a improvisar dejando constancia de su formación musical, no sólo jazzística sino también clásica, con la cantante escuchando tumbada debajo del piano, para acabar tocando el ‘Xalbadorren heriotzean’ de Xabier Lete.

Silvia Pérez Cruz y Marco Mezquida.
Y a partir de aquí todo fue una suerte de recorrido musical donde los que imperó fue lo que a Silvia Pérez Cruz y a Marco Mezquida, les gusta, sin ningún hilo conductor ni reglas. Sólo el gusto de tocar y cantar lo que les gusta.
Y así, fueron cayendo canciones como ‘Mañana’, poema de Ana María Moix, El fado ‘Barco negro’, ‘Asa branca’, del brasileño Luz Gonzaga, ‘Niño mudo’, ‘Oración del remanso’, del argentino Jorge Fandermole, ‘The Sound of Silence’, de Simon & Garfunkel, y la canción popular mexicana ‘La llorona’, que popularizó Chavela Vargas. Y el público entregado.
Para el final dejaron un ‘medley’ en el que incluyeron el motete ‘Christus factus est’ del compositor austriaco del siglo XIX Anton Bruckner, un fragmento, que pasó muy desapercibido del ‘Lonely Woman’ de Ornette Coleman, y un buen entronque con el ‘My Funny Valentine’, que tantas veces cantó y tocó el trompetista Chet Baker.
Para el bis dejaron ‘No surprises’ de Radiohead con Mezquida tocando un piano de juguete y la fantástica ‘Pequeño vals vienés’, que Pérez Cruz alargó en exceso metiendo morcillas de ‘Gallo rojo, gallo negro’ de Sánchez Ferlosio y ‘Txoria txori’.
Fue mucho concierto del de Silvia Pérez Cruz y Marco Mezquida, y quedará en la memoria del Jazzaldia como uno de esos de los que se contará «yo estuve allí», en aquellas dos horas y cuarto de actuación.
Y es que como dijo la cantante; «El alma se cura con pastel de queso y también con canciones».
D.J.
(Fotos: Lolo Vasco/Jazzaldia).
Músicos: Silvia Pérez Cruz (voz, guitarra); Marco Mezquida (piano) Lugar: Auditorio Kursaal. Donostia. 55 Jazzaldia Fecha: 25 de julio de 2020 |