Lee Fields & The Expressions, elegante y exquisito soul

Una de las grandes alegrías que nos viene dando la programación del Heineken Jazzaldia es la aparición, sobre todo en el Escenario Verde, de algunos de los grandes nombres del soul actual. Por ahí han pasado, ni más ni menos, que Sharon Jones con sus Dap Kings y George Clinton con sus Parliament/Funkadelic, y eso sin contar a artistas más jóvenes como Vintage Trouble, que han ofrecido siempre conciertos sobresalientes.

Este año hemos tenido la suerte de poder ver y oír al gran Lee Fields junto a su banda, los altamente recomendables The Expressions, un sexteto que toque un soul como ellos mismos se presentan en escena: elegantes y limpios.

Cuando Leed Fields salió al escenario lo hizo vestido como ya casi nadie lo hace: con un traje de colores algo más que brillantes. Puro vestido soul de los setenta (y con el valor de no esconder la tripa!!).

Lee Fields se entregó sin medias tintas en su actuación. (Foto: www.distritojazz.com).

Y entonces el cantante nacido en Carolian del Norte se arrancó a cantar con ‘Just Can’t Win’, uno de sus últimos éxitos, y ahí fue rendirse y asumir que se estaba ante un artista de los buenos. A partir de ese momento fueron cayendo temas como ‘Talk To Somebody’, ‘Standing By Your Side’, ‘Don’t Leave Me This Way’, dos canciones muy ‘dowtempo’ memorables, ‘Don’t Walk’ o ‘Honey Dove’.

Con un repertorio así era muy difícil irse a casa y había que ver y oír a ese hombre que se estaba entregando en el escenario sin dejarse nada en el saco.

Lee Fields estuvo muy bien acompañado por su band The Expressions. (Foto: www.distritojazz.com).

Lee Fields & The Expressions ofrecieron un gran concierto, con un soul llevo de vitalidad y distinción, que lo convirtieron en uno de los grandes triunfadores de esta edición del festival donostiarra, y que supuso un magnífico broche de oro para los conciertos del 50 Heineken Jazzaldia.

Y ahora, al final una coda –y aquí me voy a poner un poco en plan CGM-; lo malo de los conciertos suele ser, muchas veces, parte del público. A mí me tocaron, tuve esa desgracia, media docena de descerebrados cuya única preocupación era empujarse y hacerse ‘selfies’. Para ellos, tontos del culo, lo que pasaba en el escenario tenía menos interés que hacerse fotos de su cara de monos. Pero me temo que esto es lo que hay.

Jaun Ez