Chet Baker: Blue Room

El trompetista Chet Baker es uno de los iconos del malditismo del jazz, compartiendo lugar con Billie Holiday

La biografía de este hombre nacido un 23 de diciembre de 1929 en Yale (Oklahoma, Estados Unidos) está hecha a medida para ese traicionero guión: un joven guapo, blanco, con una bonita voz, la estrella del movimiento de la escuela cool del jazz de cámara de la época, que estaba llamado al éxito, se condenó él sólo (bueno tuvo gente que también le ayudó a ello) a causa de su adicción a la heroína.

Y el resto es historia bien conocida que no vamos a tratar aquí ahora, porque en este momento lo importante es el sobresaliente ‘Blue Room’.

Se trata de un disco doble que recoge varias sesiones grabadas en estudio para el programa de radio holandés Nine O’Clock Jazz, e inéditas hasta ahora, que han sido descubiertas por Zev Feldman, un apasionado de la música de Baker que ya dio a conocer otra serie de registros del trompetista que se creían perdidos y que aparecieron en el disco ‘Chet Baker Trio Live In Paris: The Radio France Recordings 1983-1984’.

La música, el buen jazz que se escucha aquí, fueron grabadas en dos sesiones. La primera, el 10 de abril de 1979, presenta a Baker con su pianista habitual Phil Markowitz, el bajista belga Jean-Louis Rassinfosse y el batería estadounidense Charlie Rice. La segunda, del 9 de noviembre de ese mismo año, reúne al trompetista con una banda de músicos holandeses; el pianista Frans Elsen, el contrabajista Victor Kaihatu y el batería Eric Ineke.

Lo que los once temas, todos standars de jazz, que se recogen en ‘Blue Room’, con largos desarrollos para que cada músico tenga tiempo para mostrar lo mejor de sí, muestran a un Chet Baker en un estado de forma francamente bueno, con un toque cálido y con una voz, poca a ratos, suave y sedosa.

Sin medias tintas, este ‘Blue Room’ de Chet Baker devuelve la sensualidad honesta al jazz, porque si hay algo que se puede decir del trompetista norteamericano es que siempre quiso ser honesto en su música.

Amén.