John Zorn: Ballades

John Zorn es uno de esos músicos que o admiras sin límite, y hay muchos de ellos, o detestas con odio sarraceno.

Particularmente, y esto sólo me interesa a mí pero como soy yo, mí, me, conmigo, escribiendo pues tengo que decir que siempre he estado en el bando de los segundos.

Tanto es así que sólo en había escrito sobre él en una ocasión anteriormente y lo mismo sucede con los discos editados en su sello Tzadik, y sólo porque quien lo firmaba era Pat Metheny.

Las propuestas musicales de Zorn nunca me han interesado porque estaban muy cercanas al free jazz y porque muestran la cara más dura del jazz que se hace en Nueva York, una música angulosa, muy fría y poco o nada emocionante. O como diría un clásico hay mucho cerebro y poca alma.

Pero la vida te da sorpresas, como bien sabía Pedro Navaja, y su último disco, que lleva por título ‘Ballades’, es una obra francamente interesante.

A ver. John Zorn sigue siendo John Zorn, pero se ha como dulcificado. En estas once baladas que presenta en este álbum, todas ellas composiciones del músico neoyorquino y que tienen por título una simple numeración, de la ‘Ballade nr. 1’ a la ‘Ballade nr. 11’, muestran a un compositor capaz de crear algo sutil y de que es capaz de hacer una música que no tiene que tirar necesariamente las murallas de Jericó.

Como suele ser muy habitual en este músico, compositor y productor, él no toca en el disco, sólo se limita, y no es poco, a componer y a dirigir el trío que interpreta sus obras.

En este disco está un trío francamente bueno, encabezado por el pianista Brian Marsella, a quien pude ver en el último Jazzaldia y que tan buena impresión me dejó, y que aquí hace gala de toda su maestría, y en el que también participan el contrabajista Jorge Roeder y el baterista Ches Smith, dos músicos fijos en las formaciones dirigidas por Zorn y que, al igual que el jefe, tienen una notable querencia por el jazz más, presuntamente, vanguardista.

Delein.