Que le pianista canadiense Oscar Peterson (15 de agosto de 1925, Montreal, Canadá – 23 de diciembre de 2007, Mississauga, Canadá) es uno de los grandes nombres del panteón jazzístico, hay pocas dudas.
Gracias a las continuas reediciones de sus discos así como el rescate de grabaciones que nunca vieron la luz porque quedaron arrumbadas en algún archivo, la obra de Peterson, apodado el ‘Maharajá del teclado’ por Duke Ellington, sigue estando viva y los aficionados podemos disfrutar de trabajos que nunca desentonan. Porque podrá gustarte más o menos, pero lo cierto es que el jazz de este hombre era elegante y, si se me apura, aristocrático, en el sentido clásico de la palabra.
Aparecido originalmente en 2002 «Mi vida en el jazz. Memorias», cuyo título original era « A Jazz Odyssey: The Life of Oscar Peterson» (y esto recuerda a un chiste del gran Gila), la editorial Libros del Kultrum recupera esta autobiografía del pianista con motivo del centenario del nacimiento del músico.
Como Oscar Peterson sabía que era un gran músico pero un mediocre escritor contó con la colaboración del periodista Richard Palmer, para llevar adelante esta obra.
Peterson narra su vida como un solista de jazz: juega con la cronología, desviándose de la línea temporal para ofrecer perfiles vívidos de gigantes como Art Tatum (su mayor inspiración), Lester Young, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong o Stan Getz, con quienes compartió escenarios y grabaciones memorables. Asimismo evoca la química de sus tríos icónicos —con Ray Brown, Herb Ellis, Niels-Henning Ørsted Pedersen— y comparte anécdotas de colaboraciones legendarias,
El libro brilla en sus reflexiones sinceras sobre los desafíos personales y sociales: el racismo que enfrentó en Canadá (esa niña huepueta que humilló a su hija el primer día de clase llamándola ‘negrata’) y durante las giras por el sur segregacionista de Estados Unidos en los años 50, donde Norman Granz (fundador de Jazz at the Philharmonic) se convirtió en su protector y propulsor al estrellato.
«Mi vida en el jazz. Memorias» no es solo un relato cronológico de una carrera legendaria, sino un viaje introspectivo que captura la esencia del swing y el alma del jazz, con la misma fluidez y virtuosismo que Peterson imprimía a sus improvisaciones al piano.
En este libro Oscar Peterson se muestra vulnerable, reflexionando sobre su accidente cerebrovascular en 1993 (que le causó una hemiplejía, pero no lo apartó del piano) y su compromiso con el clasicismo jazzístico, influido por Rachmaninoff y compositores como Gershwin.
En resumen, y como dicen los modernos, este libro es un ‘must’ para cualquier amante del jazz.
Editorial: Libros del Kultrum Páginas: 319 Año: 2025 Traducción: Antonio Padilla |