Chucho Valdés: ‘Jazz Batá 2’

El pianista, compositor cubano Chucho Valdés lanza al mercado ‘Jazz Batá 2’ que como su título indica es la continuación de ‘Jazz Batá’, disco aparecido en 1972, y que en su momento no fue suficientemente comprendido por ser considerado demasiado experimental.

En aquel álbum, editado hace 46 años, Valdés trabajó con una formación compuesta por un contrabajista – Carlos del Puerto- y un percusionista – Oscar Valdés-, quienes posteriormente fundaron, junto con el pianista, Irakere. En este ‘Jazz Batá 2’ retoma casi la misma formación pues aquí está Yelsy Heredia al contrabajo y Dreiser Darruthy Bombale y Yaroldy Abreu Robles, que lleva trabajando con el pianista desde hace veinte años, a las percusiones. Un par de diferencias importantes respecto del primer disco es que, por un lado, en esta ocasión se ha añadido el violín de Regina Carter en algunos de los temas; y por otro, se ha contado con más recursos y un programa más amplio.

En los ocho temas que componen ‘Jazz Batá 2’ a Chucho Valdés le da tiempo a hacer un recorrido tanto por el mundo de la santería de origen yoruba, con ‘Obatalá’, una suerte de mini-suite que hace referencia al dios de la sabiduría y la justicia; y ‘Ochún’, reina las aguas dulces del mundo, los arroyos, manantiales y ríos, personificando el amor y la fertilidad y que sincretiza con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Pero también hay lugar para los viejos tiempos, con ‘Son XXI’, una pieza del compositor cubano Enrique Ubieta que Valdés tocó en 1963 con su creador.

En ‘Jazz Batá 2’ hay lugar también para recordar a la familia con ese bonito ‘100 Años De Bebo’, un tema dedicado a su padre con motivo del centenario de su nacimiento (Valdés tiene ahora 77 años); y también hay espacio para el automasaje con ‘Chucho’s Mood’, donde se pude apreciar una morcilla del ‘Take The A-Train’ de Billy Strayhorn.

El conjunto de ‘Jazz Batá 2’ da como resultado una obra rítmica pero al mismo tiempo también lírica.

Q.E.D.