«Flores de verano» (Natsu no Hana, 1947) de Tamiki Hara es, posiblemente,, el mejor relato que se ha escrito sobre el antes, el instante y el después del lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hirosima 8Japón9 el 6 de agosto de 1945.
Puede decirse, sin ningún género de dudas, que ese día, que ese momento, cambió la historia de la humanidad, que se entró en una nueva era en la cual nosotros, los de ahora, vivimos.
«Flores de verano» es uno de los tres relatos cortos que Tamiki Hara (1905-1951) logró publicar en vida sobre la bomba atómica de Hiroshima, junto con «De las ruinas» y «Preludio a la aniquilación». Se trata de la que es la obra más célebre de la llamada ‘literatura de la bomba atómica’ (genbaku bungaku).
En este relato breve, pero demoledor, Hara, que sobrevivió al bombardeo pues vivía en esa ciudad japonesa, da cuenta de la vida de una serie de personajes, todos ellos familiares, durante la guerra, su día a día, hasta el momento en que todo cambió.
Y después describe, aunque no puede lograrlo porque es imposible, el horror que se vivió, la muerte, la destrucción total. Y lo hace de una manera minimalista, muy japonesa, en el sentido de que se aprecia una sobresaliente contención emocional.
Tamiki Hara no cae en el amarillismo, ni en la demagogia pacifista, ni en el patriotismo retórico y banal, sino que describe, con palabras justas y concisas lo que vio y vivió. Y allí esas flores de verano que florecen independientemente de lo que hagan o dejen de hacer los humanos. Sí, la naturaleza despiadada se abre paso en todo lugar y momento.
«Flores de verano» no es un texto que se disfrute: se sufre. Pero es una de esas raras obras que, ochenta años después, siguen conservando intacta su capacidad de conmocionar.
Imprescindible. Y dolorosamente bello.
Vale.
| Editorial: Anagrama Páginas: 133 Año: 2025 Traducción: Yoko Ogihara, Fernando Cordobés |





