Que el pintor holandés Piet Mondrian (1872 A.D. -1944 A.D.) es una de las figuras artísticas más importantes del siglo XX no es que sea ya un lugar común, es peor, es una vulgaridad.
Mondrian es muy popular gracias a sus famosos cuadros hipodámicos, esto es, de cuadros en damero pintados con una paleta muy corta de colores primarios (blanco, negro, rojo, azul, amarillo). Sus cuadros han inspirado, y se han presentado, en todo tipo, clase y condición de formatos, desde ropa hasta coches, pasando por diseños de joyas.
Pero aparte de su carrera como pintor, también tenía otra faceta, la de pensador del arte. Cierto que no escribió mucho, pero lo que publicó fue muy interesante ya que, al igual que Kandinsky en «De lo espiritual en el arte», lo que le interesaba al pintor holandés era la relación entre la música y el arte.
Las reflexiones en torno a este asunto se pueden leer en el pequeño volumen titulado «Música y Pintura», donde se recogen los tres textos que Mondrian publicó al respeto; «Jazz y neoplasticismo», «El neoplasticismo en la música y los ruidistas futuristas italianos» y «El neoplasticismo (la nueva plástica) y su realización en la música».
No deja de ser llamativa que un hombre con una imagen tan circunspecto (y con ese bigote tipo Hitler) fuese una persona muy influida por el jazz, entendiendo esta música en un sentido muy amplio, desde el ragtime al swing pasando por el cakewalk, charleston, foxtrot y ‘one step’. Prueba de ese interés por los nuevos sonidos de la ciudad, a diferencia de Kandinsky más interesado en la música contemporánea, son cuadros como ‘Broadway Boogie-Woogie’, que puedes ver aquí abajo.
Mondrian escribe en ‘Jazz y neo-plasticismo’: «El jazz y el neoplasticismo son fenómenos tremendamente revolucionarios: son destructivos-constructivos. No destruyen el contenido esencial de la forma, sino que se limitan a ahondar en la forma para elevarla al nuevo orden. Rompen las limitaciones de la «forma como particularidad» para hacer así posible la unidad universal».
Y sigue: «El jazz y el neoplasticismo ya están creando un entorno en el que el arte y la filosofía siguen un ritmo libre de forma y, por lo tanto, “abierto”».
Aparte de los textos de Piet Mondrian, «Música y Pintura» se completa con un esclarecedor ensayo de Karin von Maur titulado « Mondrian y la música» que se publicó como programa de mano para el Ciclo de música para una exposición Mondrian que se celebró en la Fundación Juan March de Madrid en enero-febrero de 1982.
Si te interesa la relación entre el arte, y la pintura en particular, y la música, entonces «Música y Pintura» de Piet Mondrian debe de estar en tu biblioteca.
Vale.
| Editorial: Casimiro Páginas: 101 Año: 2020 Traducción: Floris Verster. Pablo Martínez |




